La herencia que me dejas, es pura apariencia
y no nos deja más remedio, que dejar de creer
en las manos que dan y la cara que sonríe,
nos nos deja más certeza, que dejar de creer.
Y cuando te vayas, ya no sabremos lo que vales,
y nos sabremos cuando somos en la noche,
cuantos años hemos pasado juntos en la leña
aguantando el calor de la ceniza negra.
Recogiendo el picón que deja la estufa,
el fresco licor del orujo después de la comida
en familia y de una inmejorable barbacoa, pero,
no nos deja más certidumbre, que dejar de creer.
En lo que ciertamente vale la pena no se piensa
es mejor marear la perdiz que repetir el mismo
plato que tanto te ha gustado sin haberlo probado,
no nos deja más evidencia, que dejar de creer.
Y aunque las tierras se vayan a otro país y la naves
de Baviera atraquen el puerto, el mar las llevará
donde se merecen estar, pues no hay cuentos sin final,
nos nos deja más remedio que la duda de la verdad.
José Luis Segura Coronil.
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